martes, 23 de diciembre de 2014

Parole, parole, parole...

Lo de hoy es un post "tonto", pero que lleva tiempo rondando en mi cabeza y me apetece hacer un guiño a algo que empezó a estar presente en mi vida hace aproximadamente, diez años.

Todo empieza cuando dejas tu casa, tu familia y tus amigos de siempre para embarcarte hacia un lugar diferente. Mi momento llegó con Donosti y la universidad. 

Me acuerdo perfectamente de la primera vez que tuve ese "choque de culturas" del que hoy quiero hablar: subía las escaleras de la residencia en la que pasaría el primer año de carrera, con dos bolsas de compra llenas del "Arcca" (supermercado de allí). Era el momento de conocer a una amiga que luego pasaría conmigo a la historia del "por siempre jamás". De las que llegan para quedarse, vaya. Pero eso sí, tuvimos un comienzo un poco atropellado (jajjaaj). 

Educada, de buena familia y vestida con mucho estilo, se topó con una chica que no había salido de su pueblo pero que en el fondo (eso sí), creía que pisaba el mundo de fuera con mucha seguridad (pobre incauta digo ahora...). Mi estética: mechas rubias-platino sobre el cabello castaño, un aro bien hermoso en la ceja, dos trencitas mal peinadas y pantalones 'cagaos' que enseñaban una goma bien ancha de 'Calvin Klein' (una por una, que se viera bien la marca, grrrrr, qué horror!). Eran unos calzoncillos que compré para Pepino (todo el mundo aquí sabe o debería saber quién es Pepino el que por cierto, hoy cumple sus trenti, así que FELICIDADES!!!! :-)), pero que sabía que acabarían en mi armario y no en el suyo (hay que ver lo maja que era...). Pepino era un mote y otro motivo añadido para que Ana, esa "chica bien con la que me topé en las escaleras", se escandalizara un poquito más. Ah! Pero lo que más les gustó (a ella, y al resto de amigas que luego haríamos en la residencia), es que por si no fuera suficiente, el mejor amigo de Pepino era Pelotas. ¡Anda que no nos reímos a gusto con el binomio Pepino-Pelotas durante los anuncios de 'UPA Dance'! (Como el susodicho me lea me mata, que no le dije nunca lo que nos reímos a costa de su mote familiar, jiji).

Y es que, Ana después me reconocería que le entró un poco de 'yuyu' al ver a gente como yo entrar por la puerta de la resi. Pero realmente no eran mis 'pintas' lo que le angustiaba. Su cara de póker no llega cuando me ve, sino cuando abro la boca: "Qué pasa pues! Yo soy Amaya, y vosotras?!". Después dije algo así como "Buenoooo, me voy pa´arriba que esto me pesa mucho eu" (la compra). Y es que realmente debía tener un acento de la Ribera digno de que al de enfrente, se le abriera la boca para que después su barbilla cayera al suelo.

A pesar de las diferencias lingüísticas y culturales, las "fuerzas de la naturaleza" (jaja) hicieron que también surgiera ese 'je ne sais quoi', un "no sé qué" especial que te une a ciertas personas y ya está. Bendita química y bendito no tener que buscar explicación a las cosas, por cierto.


Toscana

A partir de aquel día de las escaleras, momento en el que de alguna manera, eché a volar o al menos empecé a conocer otro "nuevo mundo" con Ana abriéndome las primeras y más importantes puertas, la relación con otras personas de diferentes lugares, costumbres y maneras de hablar, llegarían sin cesar. 

Cuatro años después...

Acabas la carrera, te has ido de Erasmus, has conocido a gente de todas las provincias y ahora decides irte a la capital "a probar suerte" (realmente no sabes muy bien por qué es la capital, sencillamente, te vas). 

Empiezo a trabajar en un gremio considerado como uno de los más más 'cool': la publicidad. Y aquí llega otra situación de "choque de lenguas" que me marcó, y que genera justamente el efecto contrario al de "las escaleras" que os he contado antes: hace que vuelva a casa, a la familia, a los amigos.

Estaba preparando un evento en el que queríamos personalizar varias casetas de obra que funcionarían como espacios de ocio (un karaoke, un área para hacer deporte...). Había que fabricar esas casetas y pedí presupuesto a un amigo mío del pueblo, porque él trabajaba en el mundo de la construcción. A los días, como no me llegaba lo que quería (los precios), le escribí un e-mail que decía más o menos así: 

"Ricardo, por favor, trata de acelerar el proceso para averiguar los precios, porque no entramos ya en 'timing', y me urge saber algo ya. Gracias.".

La dichosa palabra 'timing'. Nos dio para reírnos toda la semana, y aún hoy, cinco años después, seguimos acordándonos de ella. 

Suena el teléfono y oigo: "¿Qué dices de 'timing' chicaaaaaaaa?" (ese 'chica' pronunciado como lo hacemos en mi pueblo, con el 'ica' bien entonado), fue su respuesta. (Lo normal para él hubiera sido decir "vamos justos de tiempo").

Lo que le ocurrió fue que por un momento, se descolocó al ver a 'la Amaya' de siempre en un contexto que él desconocía. Pero no fue el único que se sorprendió. En ese momento también yo me di cuenta que efectivamente, estaba inmersa en mi mundo de entonces, ni mejor ni peor, sino otro, y nuevas formas de trabajar y por tanto de vivir, formaban ya parte de mí. Sí, de todo ésto te das cuenta con sólo una palabra, en este caso, 'timing'.

En definitiva, lo que trato de decir, es que a través de la palabra, las expresiones y la forma de hablar, se dan muchas situaciones graciosas o en las que se palpan las diferencias del contexto en el que vive cada uno. Por un lado están las personas de "mi nuevo mundo" que de alguna forma, se sorprenden con el vocablo con el que nací, y por otro lado están las personas "de siempre" que a veces no entienden todo aquello que he ido absorbiendo en los diferentes caminos que te ha tocado recorrer. 

Para que me entendáis, ahora voy a poner algún ejemplo concreto de esas expresiones y de la "cara de la moneda" que más gracia me hace, que es la que me encuentro en "el nuevo mundo" (es decir, cuando la funesina habla en Madrid). Allá van las que mejor puedo recordar:

- "Me estoy poniendo como una cuta". No ven la gracia a que me llame a mí misma, sentada en una mesa con comida, 'puta'. Porque es lo que entienden (la palabra 'cuto/a' no existe, no, yo también me puse triste cuando me enteré, tranqui).

'Cuto/a' no sé de dónde viene, pero creo que no sale del límite territorial funesino, porque no sólo no lo pillan los de Madrid: los de Pamplona tampoco. Eso sí, una vez la escuchan, ya no se les olvida. Tengo amigos de fuera que han ido a fiestas de Funes y una de las cosas que más recuerdan, es esta palabra. No lo pequeño que es el pueblo, ni los pocos bares que hay. Sólo el montón de chupitos que allí bebieron, y lo de 'cuto/a'. Y es que, no sé vosotros (funesinos), pero yo no encuentro una forma mejor y más tajante de expresar que me estoy atiborrando a comida. Decir "ay, cómo me estoy poniendo" o "uy, qué llena estoy" pues... no es lo mismo. Donde esté un "qué cuta soy", que se quite todo lo demás. ¿O no?

- 'Pues...'. "Vamos al cine pues", "Venga pues", "Vamos a decírselo a la Ana pues", "Te espero mañana pues"...  Nuestra 'coletilla' es lo más. ¡A mí me encanta el 'pues'!

- "La Ana". Es una de las míticas, poner el artículo determinado delante de los nombres propios. Pero cómo son las costumbres, que mis amigas de Funes son "la Ali, la Idoia, la Lucía, la Cristina, la Elena, la Vane, la Marian..." y las que he conocido fuera de 'my town' son "Sara, Ana, Clara, Mariana, July, Maite...". Y no soy a la única que le pasa. ¿A que no? :-)

- ¡Qué tiernica/o! Es una de mis preferidas. La digo mucho y además, me cuesta luego explicar qué quiero decir exactamente. Así que ésta, sí que es muy "nuestra". Para los que no seáis de la Ribera, intento de nuevo explicarla: se utiliza para describir a alguien que, bajo tu parecer, va vestido o tiene una estética entre lo hortera y lo desfasado, pero con un punto un poco cursi o ñoño. Por ejemplo Chabelita se acerca más o menos a ser una 'tiernica'.

-"¡Eu chica!" Si lo de los artículos delante del nombre es algo totalmente arraigado a nuestras raíces, el "eu" ocuparía el lugar de 'honoris causa'.

"¡Qué canso eres, tío!". En realidad no tiene sentido. La palabra 'canso' denota que estás cansado, que tienes sueño o que te sientes decaído. Sin embargo, en nuestra jerga, lo utilizamos para decir que alguien es un auténtico coñazo, un 'pesao' (la forma correcta sería "¡qué cansino eres, tío!").

Además de todo esto, multitud de palabras sueltas prescriben la riqueza de nuestro vocabulario: muete (chico), pozal (cubo), aldraguera (alcahueta), regalarse el helao (derretirse), pella (coliflor) o pipero (peña). Ah! Y que nosotros no pronunciamos bien las esdrújulas. Es algo que yo todavía hago y lo peor de todo, que no me doy cuenta. Por ejemplo, para decir "arréglate" pronunciamos como fuerte la última sílaba ("te"). Como si estuviéramos cantando: "arreglaté", suena. La sílaba tónica es la que es, nosotros nos la inventemos. Fijaos, pero parece ser que es otro de nuestras señas de identidad ;-).

Han pasado 10 años, muchas situaciones de éstas, muchos lugares, mucha gente, pero Funes siempre es mi casa, mi familia, mis amigos de siempre y ese punto de encuentro conmigo misma. Y aunque a veces también es motivo de conflicto interno, ya que te cuestionas muchas cosas porque (y sobre todo con los años), las diferencias de vida con los tuyos van a más, sé que ahí está mi raíz, mi razón de ser, mis valores. Lo que he "mamado" es la base que sustenta lo que soy y no sólo eso, sino que también está ahí siempre condicionando hacia dónde voy. Por eso hay que seguir creciendo pero sin perder ese punto de partida de vista.

¿Y sabéis cuál es uno de los consejos que más recuerdo y que trato de tener muy presente en mi vida? Uno que decía así: "una por una, no pierdas nunca tu esencia". La única forma que encuentro de no perderla es no olvidándome de dónde vengo, manteniendo un vínculo vivo con todo ello, y recordando sobre todo quién es mi padre, y quién es mi madre. Porque ellos son los que me han dado lo mejor que tengo. Así que, esté donde esté, yo siempre seré 'la Amaya', y no 'Amaya'.

PAROLE, PAROLE, PAROLE... (qué importantes son las palabras...).