domingo, 17 de noviembre de 2013

Objetivo: el Rastro

Hoy es domingo, y nos vamos de mercadillo. 

Hace un par de fines de semana, decidí levantarme pronto, poner rumbo a Lavapiés, y con cámara en mano, capturar los principales motivos por los que me gusta el Rastro. Hoy, os los enseño. ¡Espero que a vosotros, también os gusten!

Ahí van :-).

1. Por los 'chollos'. Pantalones Levi´s de segunda mano a 15 €, cazadoras de cuero auténtico a 50 € o jerséis de lana hechos a mano y muy calentitos por otros 30 €. Chicas, nos me digáis que de vez en cuándo, encontrar una 'ganga-compra', no viene bien.



2. Por la música. En cualquier rincón, en cualquiera de las calles que componen el Rastro, hasta en el interior de algún establecimiento, encontramos músicos callejeros. Trompetas, violines y hasta sonidos que emanan del cristal.






3. Por los mini-tesoros. El Rastro es un lugar ideal para encontrar originales prendas, accesorios o juguetes para los más pequeños. ¿Qué me decís de la mini camiseta 'Red Hot Chilli Peppers'? ¿Y el 'body' rosita con el mensaje 'Peace'? ¡Totales!




4. Por el barquillero. Vestido de auténtico chulapa y con barquillos que han evolucionado hasta el sabor 'yogurt', es una figura típica madrileña que nunca falla en este mercadillo. Bajo su semblante algo serio, se esconde un señor de lo más risueño. 



5. Por sus carteles. Porque el Rastro es un lugar de encuentro mutitudinario, también de habla, escucha y reivindicación. 

'Pan y circo. Pueblo manso, buen esclavo'. 



6. Por Luis. Con unos kilos de más, con gafas, con coleta y con un muy buen sentido del humor, regenta uno de los puestos desde hace más de una década. Ama el Rastro, es uno de los más famosos del lugar, y sus carteles en tamaño A0, también.



7. Por las cañas y las sardinas. En un domingo de Rastro, no pueden faltar -como mínimo- dos cañas, y sus amigas las sardinas. El bar donde las sirven, el Santurce, es un mito.






8. Por su color. En los días de invierno soleado (en Madrid tenemos suerte, y es que el sol se asoma casi siempre), la luz del Rastro con sus artilugios es única. Tienes que vivirlo para entenderlo. 


9. Por las antigüedades. Tiendas que te sorprenden cada fin de semana con algo nuevo (o viejo, según lo mires), como este secador de peluquería de clasificación 'vintage' y tan 'cool', como diríamos en la revista ;-).


10. Por los libros. Montones y montones, tirados en las aceras y sobre los bordillos. Como si de un alma rota que quisieras rescatar se tratara, una se puede tirar horas de búsqueda y re-búsqueda para dar con sus joyitas. A veces no encuentras nada, otras te vas a casa con diez (¡y a medio euro cada uno!).


11. Por las pieles. Me encantan los abrigos de pelo. Siempre me han gustado, aunque tengo que reconocer que cada vez tengo un poco más de conflicto con este gusto, por lo que todos ya sabemos. En todo caso, el Rastro siempre ha tenido buen filón para las adictas a este tipo de prendas. Antiguos, normalmente cuidados, y la calidad de los tejidos, asegurada.


12. Por las calles escondidas. Por muchos domingos que pasee por el Rastro, siempre encuentro alguna callejuela nueva llena de nuevas curiosidades. Es un placer toparte con este tipo de sorpresas ya que la sensación es que el descubrimiento, nunca acaba.


13. Por los héroes. Como en todo, el Rastro también tiene sus héroes. El señor de las gafas, es uno de ellos. Lo sé, me lo han dicho, y sino me lo invento, porque así lo creo. Como si una versión (algo desaliñada) de Karl Lagerfeld se tratara, ahí está cada domingo. No falla. Con su tienda, en su sitio, con su mirada escondida. Si le preguntas algo, ni se inmuta. Con los otros dos como sus lacayos, él tiene ahí su papel, estoy segura. Porque te vea muchos años, 'my lord'.


14. Por las cintas. ¿Os acordáis de ellas? Recuerdo con mucho cariño todas aquellas que, guardadas en cajas de zapatos, intercambiábamos las amigas casi todas las semanas. Tenía mi preferida, esa que estaba siempre puesta en el 'cassette', lista para darle al 'rec' justo en el momento en el que la emisora, pusiera esa canción que con tantas ganas esperaba (más de una vez, he estado a punto de abrirme la cabeza por salir corriendo de la ducha para ir hasta la cocina -donde estaba la radio- y darle al maldito 'rec'). Si rebuscas entre las cajas del Rastro... ¡prepárate para recordar y alucinar!


15. Por los perros. A ellos también les gusta ir al Rastro, ¡se lo pasan pipa! Aire puro, mil cosas para ver, y la oportunidad de hacer muchos amigos... ¡Pero qué listos son estos perros, eh?! A mí también me gusta verles a ellos, tan integrados en ese 'sarao' mañanero, ¡son vida!


16. Por los originales. Es todo un lujo pasearte por las calles con tus pipas y tu cámara y encontrarte piezas como ésta. Inconfundibles las figuras 'rechonchas' de Botero, no me hubiera importado llevarme este marco sobre mis hombros hasta casita.


17. Por las mujeres. Con la mirada fija, las mangas remangadas y el garbo acelerado. Gritan y se dan algún que otro codazo. En alguna ocasión, he visto estampas sobre los puestos del mercadillo que me atrevo a comparar con la escena de una leona en celo marcando terreno. En este caso, el terreno es a veces una braguita de un euro. ¡Ver para creer!


18. Por la 'chapa y pintura'. Estas placas con mensajes irrelevantes y con aires 'underground' son ya un topicazo, pero siguen quedando bien en nuestras habitaciones :-). 


19. Por las zapatillas colgantes. Llevan ahí años, y yo cada vez que paso por debajo creo que será el momento en el que al fin se caigan, y que lo harán sobre mi cabeza. Ya lo sé, una tontería, ¡pero no puedo evitar tener ese pensamiento! Es que llevan mucho tiempo ya, eh? 


20. Por 'elcampodelacebada.org'. No hay nada mejor para terminar la ruta por el Rastro que este espacio. Creado por un colectivo cuya única pretensión, era dar uso a un gran terreno que había quedado vacío en La Latina tras el derrumbamiento de un polideportivo, ahora se llena cada domingo de iniciativas culturales, musicales o sociales. ¿Qué mejor manera de aprovechar este suelo? Bandas que van allí a animar el cotarro de manera voluntaria, grupos de jóvenes que acuden con sus bebida y comida para pasar tirados una sosegada tarde domingo o niños que se divierten en los columpios habilitados por este colectivo, son sólo algunos ejemplos de que efectivamente, elcampodecebada.org es algo más que una buena iniciativa. ¡Y también tienen huerto, del que tú también puedes formar parte! ¡Yo aluciné con sus tomates!



Ahora, a disfrutar de las maravillosas y múltiples caras del Rastro.

Carros y más carros de besos para los que seguís ahí :-).

amaya.

1 comentario:

  1. hace cuánto no voy al rastro! siempre tengo un recuerdo de infancia que me impresionó...eran varias tiendas de pájaros inmensas en una misma calle
    Sara

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