viernes, 5 de octubre de 2012

Ribera de Duero: paseo entre viñedos.



Es tiempo de vendimia, de solera, de cosechar el fruto, de cestos de mimbre. Es tiempo de entusiasmo para el vinicultor, de excitación, de ver recompensado el esfuerzo de todo el año. Es tiempo de vino y la Ribera nos espera bajo su manto verde y violeta. Con ella, la tradición resurge y volvemos a sentir los racimos en nuestras manos y recordamos la pisada de uva en la bodega. 

En pleno corazón ibérico se dibuja la Ruta del Vino Ribera del Duero, consagrada como una de las más visitadas dentro de nuestro país y reconocida en el panorama internacional. Con un total de 21.000 hectáreas de viñedo plantado, la ruta abarca 115 kilómetros que aglutinan municipios de Burgos, Segovia, Soria y Valladolid, y que se abre al visitante animándole a descubrir el maravilloso mundo del vino. 

De visita a las bodegas

Cada año, alrededor de 50 millones de litros de vino nacen en esta tierra que cuenta en total con más de 260 bodegas amparadas dentro del marco de esta Denominación de Origen. En 2011, más de 112.000 personas visitaron las 57 bodegas adheridas a la ruta ribereña, consiguiendo un incremento del 35% en comparación al año anterior. 

Lo más visitado de la ruta son las Bodegas Protos, confundidas en el terreno montañoso vallisoletano. Se caracterizan por la autenticidad de su historia: el empeño y apego a la vid de su gente que le permitió nacer, hoy le ha ayudado a llegar a lo más alto. Existe la posibilidad de conocer tanto la bodega nueva como la antigua, que recorre el interior de una montaña, la misma que alberga el Museo del Vino. Otro ejemplo de excelencia lo encontramos también en Valladolid: empeñados en la calidad, en Arzuaga Navarro se distinguen con sus marcas Arzuaga y La Planta. La reciente inauguración de las Bodegas Portia (Burgos), obra del arquitecto británico Norman Foster y reconocido por el Royal Institute of British Architects como el edificio con mejor diseño de Europa, nos recuerda que el vino es un producto elegante, auténtico y con carácter. 

La riqueza enológica de esta zona hace que el turismo del vino sea su principal atractivo, pero no por ello podemos olvidar la multitud de propuestas paralelas que esta parte de Castilla y León ofrece y que consiguen una perfecta fusión con su producto estrella. Arquitectura, naturaleza y gastronomía nos acompañan en este camino lleno de color, intensidad y sabor. 

Colección de propuestas
Vivir una experiencia en torno al vino supone introducirse hasta las entrañas de su historia y de su tradición. Peñafiel es un buen ejemplo que nos adentra en esta tierra de castillos e imponentes fortalezas. En San Bernardo se alza el Monasterio de Sta. María de Valbuena, paradigma del Císter en España y sede de la Fundación de las Edades del Hombre. 

La villa romana de Santa Cruz o el yacimiento de Pintia, en Padilla de Duero, nos trasladan a los primeros pobladores de la zona, mientras que en pueblos como Haza o Guzmán podemos dar con una visión general de la Ribera gracias a sus miradores naturales. En las Hoces del Riaza, sinónimo de naturaleza virgen, podemos dar un paseo en piragua mientras disfrutamos del baile de rapaces que frecuentan la zona. Por último y después de haber realizado, a pie o en bici, alguna de los 17 senderos que la ruta ribereña ofrece, es momento para la cultura culinaria, algo que no puede faltarle al buen vino. 

La cocina castellanoleonesa es variada y tradicional y está basada en el lechazo y en los productos derivados del cerdo. Costumbres ancestrales como la matanza, que todavía hoy se mantiene en pueblos como Curiel de Duero, así lo respaldan. El queso de Peñafiel, la morcilla de Burgos, y un largo etcétera de dulces forman parte de la costumbre gastronómica que nos acerca a este lugar y sus gentes. 

EN EL SUBSUELO 
Los niveles de temperatura constantes (entre 11 y 13ºC) y la humedad, permiten un clima ideal para la conservación del vino, botellas y barricas en perfecto estado. En Aranda de Duero –un destino con mucho encanto y claro ejemplo de la buena preservación del vino– te esperan 7 km de galerías históricas.    

DÓNDE COMER: Bodegas y Viñedos El Lagar de Isilla (Isilla, 18. Aranda de Duero. 947 51 06 83)
DÓNDE DORMIR: Hotel Spa Convento Las Claras (Pza. Adolfo Muñoz Alonso, s/n. Peñafiel. ☎ 983 88 15 93).
MÁS INFO:Ruta del Vino Ribera del Duero, www.riberate.com).


*Publicado en la revista DeViajes. Edición septiembre. **Fotos: Riberate.

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