Al recorrer el último tramo, un camino estrecho y de cierta dificultad, empezamos a divisar nuestro destino. Desde allí vemos una serie de cubos blancos, semejantes a unas cámaras frigoríficas, ubicados en medio de un campo de trigo, y que formarán este hotel de lujo perfectamente integrado en el lugar. “Vas por la carretera y apenas lo distingues del resto de paisaje, no llama la atención”, nos cuenta un cliente. Y es que, la innovación y el respeto al medio ambiente, fueron una primera apuesta en firme que sus propietarios han querido mantener.
Lejos
de querer resaltar, `Aire de Bardenas´ persigue una fusión en medio
de este imponente paisaje desértico. Para ello, se propusieron crear
algo que se asociara a las construcciones agrícolas de la zona, y
usar materiales que habitualmente fueran utilizados por los
agricultores. Las cajas de fruta colocadas en el perímetro del hotel
y que funcionan como cortavientos, son un claro ejemplo de ello. Un
espacio sostenible compuesto por materiales que o bien se pueden
reciclar, o proceden de otras piezas ya creadas.
Una
única planta baja que acoge un total de veintidós habitaciones,
trece de las cuales disponen de un jardín privado. El resto, son
diferentes módulos construidos de forma separada, con unos grandes
cristaleras que miran hacia el campo, bajo los cuales te puedes
sentar adentrándote de lleno en el paisaje. Árboles frutales, o una
gran bañera al aire libre, diferencian a las habitaciones más
distinguidas. La arquitectura, simula espacios abiertos donde el
inquilino parece estar muy expuesto, pero al final cada rincón está
dotado de un carácter muy íntimo. El interiorismo, con un dominio
del color blanco, consigue enaltecer la belleza austera propia del
paisaje circundante, acercándonos a un ambiente rural y sencillo, de
silencio y de confort.
Otro
punto fuerte del hotel es su cocina ecológica, donde sirven las
famosas verduras de la zona, cultivadas y recogidas en su propio
huerto. Además, si el producto tiene una rápida preparación, el
propio cliente puede salir al huerto para elegir el producto que a
continuación le van a servir en su mesa. “De la mata al plato”,
así es como definen parte del personal de hotel este servicio.
Alcachofas horneadas (sin tocar el agua, para mantener toda la
esencia de la alcachofa), cardo, pimientos o migas de pastor, suelen
ser los platos más demandados. El precio del cubierto, oscila los 40
euros de media.
“Este
hotel te llama la atención en sí mismo, te alojas aquí para
conocer el hotel”, afirma una de las clientas. Turistas que llegan
al lugar para descubrir el parque natural de las Bardenas, amantes
del diseño y personas que buscan el clímax del relax, suelen ser el
perfil que más se acerca a los clientes de este hotel de cuatro
estrellas. Galardonado con veintidós premios de arquitectura e
interiorismo, ha conseguido situarse más allá de las fronteras de
España como uno de los hoteles con estilo propio que mejor ha sabido
explotar de una forma respetuosa las características propias de su
entorno.
Un
paraje singular
Declarado
Reserva de la Biosfera, el parque natural de las Bardenas Reales es único por sus 42.000 hectáreas desérticas y deshabitadas, y a tan solo diez kilómetros de la tierra donde se crían algunas de las mejores frutas y verduras de nuestro país. Curiosamente, a escasa distancia comienza también el paisaje verde y frondoso propio de la otra parte navarra, llena de valles húmedos y ríos de pesca.
Un
atractivo turístico por su peculiar terreno, erosionado con el paso
del tiempo y cuyas formas siguen cambiando cada día. Veranos muy
calurosos e inviernos fríos, acogen a una gran cantidad de buitres,
otras aves rapaces, y multitud de reptiles. Un
desierto que ha servido de escenario para películas o anuncios publicitarios, y que recibe decenas de grupos de interesados cada semana ansiosos por ver este panorama lleno de formas singulares como el Cabezo de Castildeterra, conocido por los paisanos como “la chimenea de las hadas”. Un suelo arcilloso, de yeso o arenisca por donde todavía pasta el pastor a sus ovejas (encontramos en las Bardenas el Monumento al Pastor), y donde el dominante cierzo (viento frío y seco proveniente del norte), acuña cada barranco y meseta. Un lugar para respirar, donde la campiña sirve como recreo de los cinco sentidos, y que cuanto menos podremos recordar como un espacio diferente.
“Aire de Bardenas”. Carretera de Ejea, km. 1,5 - Tudela (Navarra) / Tlfno.: 948 116 666 /
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