lunes, 9 de enero de 2012

¡Menudas manos!





Una muestra única, basada en una técnica impecable. Omar Arráez es el artífice de unos retratos que no dejan indiferente a nadie. El tamaño de cada obra es lo primero que te sorprende. Con esas dimensiones, ¿cómo respetar tan bien las proporciones?, te preguntas. A mayor escala, mayor dificultad. Y a mayor dificultad, mayor impacto en el espectador. 


Este trozo de papel gigante (210x140cm), será la base donde se plasme cada obra. Después, algo más que paciencia para arrugar la lámina, que terminará siendo un conjunto de pliegues en todas las direcciones, sobre los cuales, Arráez comenzará a trazar su esbozo. 

Al papel se suma ahora el carboncillo, con el que inventa una amplia gama de grises que conformarán cada rostro, todos ellos con nombre propio. Y es que, estas caras son más que conocidas para el autor. "Concepción", de intimidante mirada, es su abuela. Pascal, un vecino del pueblo alicantino donde reside. Con todos y cada uno de los protagonistas hay un nexo de unión, relación que queda reflejada en cada trazo de sus facciones.


Especial mención se merece "Sahara", hombre de mediana edad y de color, si no interpreto mal la ilustración. Su semblante parece algo serio, o triste, y está encuadrado de forma diferente en comparación con los demás: el gran dibujo queda ahora dividido en pequeños papeles reciclados, que se irán uniendo como si de un puzzle imperfecto se tratara. Una dificultad añadida por el autor, y que pone en evidencia aún con más fuerza su capacidad de perspectiva y su habilidad para mantener la proporción. 

Este amante e impulsor del arte contemporáneo, ha vendido tres de sus obras en la capital escocesa, expuestas en la galería Axolotl desde el pasado 2 de diciembre y que se mantendrán hasta el próximo 25 de enero. Una oportunidad única para sumergir tu cuerpo en un espacio limpio lleno de estos GRANDES retratos, nunca mejor dicho, y experimentar así una sensación realmente extraordinaria.