lunes, 3 de octubre de 2011

El cálido hogar



Es a donde tu cuerpo se traslada con esta ciudad. La armonía de sus fachadas te abraza, tus pies pisan piedra. Olor a mercado viejo, la luz del gran castillo, cambia cada día. La sombra y la lluvia siempre asomándose, al igual, eso sí, que la candente compañía de sus gentes.

He encontrado que son muchos los hogares que se abren, en este despertar comparable al del Jorobado en su nublado Notre Dame, enalteciendo así la belleza de esta ciudad. Edimburgo es orgullo, y ése es su manifiesto. El manifiesto que la hace grande.